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在那做梦的人的梦中,被梦见的人醒了。

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博尔赫斯


1楼2014-03-19 22:02回复
    La Oreja De Van Gogh - Jueves
    Si fuera más guapa y un poco más lista
    Si fuera especial, si fuera de revista
    Tendría el valor de cruzar el vagón
    Y preguntarte quién eres.
    Te sientas en frente y ni te imaginas
    Que llevo por ti mi falta más bonita.
    Y al verte lanzar un bostezo al cristal
    Se inundan mis pupilas.
    De pronto me miras, te miro y suspiras
    Yo cierro los ojos, tú apartas la vista
    Apenas respiro me hago pequeñita
    Y me pongo a temblar
    Y así pasan los días, de lunes a viernes
    Como las golondrinas del poema de Bécquer
    De estación a estación enfrente tú y yo
    Va y viene el silencio.
    De pronto me miras, te miro y suspiras
    Yo cierro los ojos, tú apartas la vista
    Apenas respiro, me hago pequeñita
    Y me pongo a temblar.
    Y entonces ocurre, despiertan mis labios
    Pronuncian tu nombre tartamudeando.
    Supongo que piensas que chica más tonta
    Y me quiero morir.
    Pero el tiempo se para y te acercas diciendo
    Yo no te conozco y ya te echaba de menos.
    Cada mañana rechazo el directo
    Y elijo este tren.
    Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado
    Un día especial este once de marzo.
    Me tomas la mano, llegamos a un túnel
    Que apaga la luz.
    Te encuentro la cara, gracias a mis manos.
    Me vuelvo valiente y te beso en los labios.
    Dices que me quieres y yo te regalo
    El último soplo de mi corazón.


    7楼2014-04-13 16:59
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      PARÁBOLA DEL PALACIO
      Aquel día, el Emperador Amarillo mostró su palacio al poeta. Fueron dejando atrás, en largo desfile, las primeras terrazas occidentales que, como gradas de un casi inabarcable anfiteatro, declinan hacia un paraíso o jardín cuyos espejos de metal y cuyos intrincados cercos de enebro prefiguraban ya el laberinto. Alegremente se perdieron en él, al principio como si condescendieran a un juego y después no sin inquietud, porque sus rectas avenidas adolecían de una curvatura muy suave pero continua y secretamente eran círculos. Hacia la medianoche, la observación de los planetas y el oportuno sacrificio de una tortuga les permitieron desligarse de esa región que aprecia hechizada, pero no del sentimiento de estar perdido, que los acompañó hasta el fin. Antecámaras y patios y bibliotecas recorrieron después y una sala exagonal con una clepsidra, y una mañana divisaron desde una torre un hombre de piedra, que luego se les perdió para siempre. Muchos resplandecientes ríos atravesaron en canoas de sándalo, o un solo río muchas veces. Pasaba el séquito imperial y la gente se prosternaba, pero un día arribaron a una isla en que alguno no lo hizo, por no haber visto nunca al Hijo del Cielo, y el verdugo tuvo que decapitarlo. Negras cabelleras y negras danzas y com-plicadas mascaras de oro vieron con indiferencia sus ojos; lo real se confundía con lo soñado o, mejor dicho, lo real era una de las configuraciones del sueño. Parecía impo-sible que la tierra fuera otra cosa que jardines, aguas, arquitecturas y formas de esplendor. Cada cien pasos una torre cortaba el aire; para los ojos el color era idéntico, pero la primera de todas era amarilla y la última escarlata, tan delicadas eran las gradaciones y tan larga la serie.
      Al pie de la penúltima torre fue que el poeta (que estaba como ajeno a los espectáculos que eran maravilla de todos) recitó la breve composición que hoy vinculamos indisolublemente a su nombre y que, según repiten los historiadores mas elegantes, le deparó la inmortalidad y la muerte. El texto se ha perdido; hay quien entiende que constaba de un verso; otros, de una sola palabra. Lo cierto, lo increíble, es que en el poema estaba entero y minucioso el palacio enorme, con cada ilustre porcelana y cada dibujo en cada porcelana y las penumbras y las luces de los crepúsculos y cada instante desdichado o feliz de las gloriosas dinastías de mortales, de dioses y de dragones que habitaron en el desde el interminable pasado. Todos callaron, pero el Emperador exclamó: ¡Me has arrebatado el palacio! y la espada de hierro del verdugo segó la vida del poeta.
      Otros refieren de otro modo la historia. En el mundo no puede haber dos cosas iguales; bastó (nos dicen) que el poeta pronunciara el poema para que desapareciera el palacio, como abolido y fulminado por la última sílaba. Tales leyendas, claro está, no pasan de ser ficciones literarias. El poeta era esclavo del emperador y murió como tal; su composición cayó en el olvido porque merecía el olvido y sus descendientes buscan aún, y no encontrarán, la palabra del universo.


      9楼2014-05-20 20:15
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